Las expediciones a los tepuyes, especielmente a sus cimas, son logísticamente muy complicadas, costosas y, en consecuencia, muy infrecuentes. Las primeras comenzaron en el siglo XIX (1894) cuando E. im Thurn y H perkins, seguidos de McConnel y Quelch alcanzaron el Cerro Roraima e hicieron colecciones zoológicas y Botánicas. Las especies descubiertas fueron descritas luego por Boulenger en 1900. Durante la expedición Phelps de Venezuela, patrocinada por el American Museum of natural History (1937) se colectó el primer especimen del Auyan Tepuy. Luego Juan Rivero lograría llegar a las partes más inaccesibles del macizo guayanés en su búsqueda de anfibios de 1950. Sus colecciones en el cerro Duida contribuyeron muchas especies nuevas, aunque nunca llego a su cima. El Macizo de Chimantá fue explorado por primera vez por el Chicago Natural History Museum durante febrero de 1955.
Las exploraciones modernas comenzaron con la aparición del helicóptero en los ’60. Charles Brewer Carías dirigió entonces varias expediciones multidisciplinarias a las cimas de los cerros Autana, neblina, Marahuaka, Sarisariñama, Jaua, Kukenán, Aprada, Ptari, Ilu y otros, cuya biota se vió por vez primera.
El resultado de estas expediciones fue una mejor comprensión de la botánica y geología de la región y en el caso del sarisariñama, el origen de las simas. Ellas penetran profundamente dentro del sistema de areniscas más antiguo del planeta. Durante el año 1974 Charles Brewer carías dirige la expedición de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales al macizo de Sarisariñama a explorar las simas. La expedición de 40 miembros estableció una significativa colección botánica y ornitológica.
En 1988 un equipo de Radio Caracas Televisión y de la Universidad Simón Bolívar filma el conocido programa “Expedición” sobre estas cuevas, dándoles su actual renombre.
Sus Habitantes
Los Ye’kwana (también conocidos como Makiritare) habitan los bosques ribereños del Caura, Ventuari, Cunucunuma, Padamo y alto Orinoco. Los encontramos viviendo aún a lo largo del Canaracuni en el que se encuentran al menos desde 1912. Hablan una lengua Caribe, cultivan yuca amarga y poseen fama de fabricar las mejores canoas. Son buenos cazadores y pescadores.
Su mundo espiritual comanda sus vidas y ayuda a mantener reglas de clan muy respetadas. Como resultado, la mayoría de las aldeas han sido exitosas al rechazar la presencia de las misiones católicas y evangélicas.
El nombre Sarisariñama deriva de un espíritu-ave maligno que se posaba en uno de los muchos riscos del borde sur de la meseta. Este espíritu era similar al pájaro gigante Dimoshi cuyas plumas hab´rian dado orígen a las serbatanas de los pueblos de la base del Marahuaka Tepuy. Este pákaro mitológico, cuyo nombre actualmente tambien se le asigna al águila arpía (Harpia hapija), hacía el ruido “sari” mientras devoraba humanos. Sarisari vendría siendo un nombre repetitivo onomatopéyico. El sufijo -ña significa lugar y -ma indica un hogar o casa.
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